Si tienes leucemia mieloide crónica (LMC) y recibes tratamiento dirigido, tu médico revisará tus hemogramas, te hará un reconocimiento y te realizará otras pruebas, como por ejemplo una biopsia de médula ósea o una prueba de la PCR (reacción en cadena de la polimerasa) de sangre o médula ósea. Estas revisiones se deben realizar cada 3 meses como mínimo durante, al menos, el primer año de tratamiento. Se llevan a cabo para comprobar cómo está respondiendo la LMC al tratamiento.
Si tomas la medicación correctamente y la LMC no responde, es posible que te cambien el medicamento.
La respuesta hematológica se basa en el número de células en la sangre. La prueba que se emplea para medirla es un hemograma completo, para el que se saca una muestra de sangre del brazo.
La respuesta citogenética es una respuesta al tratamiento de la LMC que se produce en la médula ósea, en lugar de solo en la sangre. Esta prueba se realiza con una muestra de la médula ósea. Se hace con una prueba citogenética o una prueba FISH (hibridación in situ con fluorescencia). Estas pruebas sirven para encontrar cromosomas alterados (mutados).
Las respuestas moleculares solo se pueden medir con una prueba de PCR, una prueba de alta sensibilidad que se puede usar para detectar la presencia de niveles muy bajos de material genético específico (ADN).
Es posible que hayas escuchado los términos “remisión molecular profunda a largo plazo” o “remisión molecular completa duradera”. Es una respuesta molecular completa y duradera. Este es el objetivo del tratamiento de la LMC.
Si quieres obtener más información sobre las diferentes respuestas, consulta el artículo Understanding your results.
Fuentes
American Cancer Society. Tests for Chronic Myeloid Leukemia. Available at: https://www.cancer.org/cancer/chronic-myeloid-leukemia/detection-diagnosis-staging/how-diagnosed.html Visitado en octubre de 2020.