Cuando oye la palabra “cáncer”, es posible que el ejercicio no sea lo primero que le venga a la mente, pero los beneficios de la actividad física pueden ser cruciales durante el tratamiento y la recuperación. Fortalecer el cuerpo no solo ayuda a aliviar los efectos secundarios del tratamiento, sino que puede suponer un poderoso estímulo para el bienestar mental y físico.

Según la Sociedad Canadiense contra el Cáncer los beneficios son innegables. Además de reducir la fatiga relacionada con el cáncer, mantenerse activo disminuye la tensión arterial, mejora el apetito y ayuda a dormir bien. Aunque algunos pacientes evitan hacer ejercicio por miedo a que reduzca sus ya bajos niveles de energía, las investigaciones han demostrado que tiene el efecto contrario. Por eso, cuanto antes empiece, mejor se sentirá.

Hable con su médico

Antes de ponerte en marcha, es importante que consultes con tu equipo médico qué formas de actividad física son mejores para ti y con qué rapidez puedes aumentar el ritmo. Cada persona es diferente, al igual que su trayectoria oncológica, y su médico dispondrá de información vital sobre la intensidad con la que puede esforzarse y las mejores formas de hacerlo. En general, una buena forma de empezar, según BC Cancer, es simplemente empezar a sentarse menos y moverse más. Lo ideal es intentar realizar unos 30 minutos de actividad física moderada al día (o casi todos los días).

Paso a paso

Incluso si está acostumbrado a un estilo de vida más activo, es una buena idea empezar despacio. El tratamiento del cáncer es muy costoso para el cuerpo: no se desanime si tarda un poco más en ponerse en marcha. Fíjese objetivos modestos y auméntelos a medida que mejore su resistencia. Intenta incorporar a tu rutina actividades que te gusten, ya que te resultará más fácil cumplirlas.

Si estás confinado en la cama gran parte del día, incluso pequeñas actividades, como estirar los brazos y las piernas, mejorarán la circulación y la flexibilidad de tu cuerpo. Si tiene más movilidad, intente dar un paseo o realizar actividades en casa, como rastrillar las hojas, hacer la colada o pasar la aspiradora. Si 30 minutos te resultan demasiado agotadores, puedes dividir el entrenamiento en intervalos de 10 minutos hasta que puedas seguir haciéndolo durante más tiempo.

Algunos consejos para mantenerse alerta

Intenta hacer ejercicio a la hora del día en que tengas más energía. Si el tiempo exterior no te acompaña, prueba a pasear por un centro comercial cercano. Si el ejercicio en sí no te levanta el ánimo, puede que salir en un entorno social sí lo haga.

Intenta incorporar tu entrenamiento a otras actividades. Si tienes que ir a la tienda, por ejemplo, puedes aumentar tus pasos aparcando un poco más lejos.

No todas las formas de ejercicio son agradables. Dependiendo de su rutina, escuchar música o ver la televisión puede ayudarle a pasar el tiempo más rápidamente.

Si le duelen las articulaciones, intente encontrar una piscina en su zona que le permita hacer ejercicios acuáticos. La natación es una forma estupenda y de bajo impacto de poner el cuerpo en movimiento.

Intenta encontrar un compañero de entrenamiento que te haga rendir cuentas y te ayude a pasar el tiempo. Verás que un poco de energía competitiva y compañerismo ayudan mucho.

No te pases. Hacer suficiente ejercicio puede ser difícil en los mejores momentos. Ten paciencia mientras te pones en forma. Intenta esforzarte un poco más cada día o cada semana hasta que empieces a disfrutar de los frutos de tu esfuerzo.